Boca 0 - River 2 - ¨Un paseo por la Ribera¨

Hemos escuchado mucho hablar acerca del significado de la filosofía River.
El carácter y la personalidad aplicada en la actitud de ser protagonista siempre. Se juegue lo que se juegue y en el escenario que toque.
El amor por el buen fútbol por sobre todas las cosas. El buen trato a la pelota interpretado por protagonistas de calidad, pero siempre destacándose la orquesta por sobre los músicos.

Aquellos que peinan canas, lo vivieron en muchas etapas de la rica historia Riverplatense, así como también se vivieron de las otras que jamás hay que olvidar. Y también recuerdan períodos de gloria que cuando llegaba el desafío contra el clásico rival, se eclipsaba por circunstancias inéditas.
Un gol con la nuca, un tiro de media distancia al ángulo de otro partido, un fallo arbitral polémico, dejaba a River con las manos vacías incluso siendo ampliamente superior.

Desde que comenzó la era Gallardo en el 2014, parece que esos culebrones y sobre todo en los partidos definitorios quedaron en el olvido. Ayer no era justamente un partido definitorio, pero mucho se había hablado en la previa de cuestiones futbolísticas y también de personalidad.
El antecedente del 14 de Marzo en la final de la Supercopa Argentina en Mendoza estaba latente.
River visitaba a un Boca, en su propia casa, con sed de revancha de aquella noche teñida de Rojo y Blanco.

Y todo comenzó con una particularidad. La filosofía de la cual los hinchas se sienten orgullosos de defender, se veía plasmada desde los primeros minutos del Superclásico.

Un River de presión, triangulación, actitud y fútbol decía presente sorprendiendo a Boca que no podía acomodarse en el campo de juego.
Marcelo Gallardo planificó anular al mejor jugador de Boca (Wilmar Barrios) desde el minuto uno, y al mismo tiempo, organizar una presión altísima partiendo de sus delanteros Pratto y Borre, provocando que cualquier intento de oxígeno de parte del local, muriera en los pies del mediocampo, ocupado por Palacios, Pity Martinez, Enzo Perez y Ponzio.

Líneas juntas, rápida recuperación y salida precisa en asociaciones que partían principalmente de los pies del Pity Martinez que tuvo su primer hit a los 14 minutos del primero tiempo con una volea cruzada de zurda de esas que se sienten en el empeine como una poesía de Neruda después un mal despeje de Mas.
Los primeros 20 minutos de Pity fueron una sinfónica. Lo mas parecido a la perfección a la medida del 10 que porta en su camiseta. Hasta que Barrios, después de un caño pornográfico del Pity a Jara, le propició una falta desde atrás que provocó la lesión en el muslo anterior derecho y termine pidiendo el cambio por esa acción. Juanfer Quintero fue su reemplazante.
Y a pesar de que River perdió algo de frescura en ataque con la salida del Pity, nunca dejó de ser protagonista y seguir con el perfecto planteo táctico que Gallardo había planteado.
En el medio hubo 2 polémicas arbitrales: Un penal no cobrado por una mano de Ponzio que a pesar de que no tuvo intención interrumpió un remate que iba al arco, y una expulsión a Cardona luego de un codazo en el rostro de Enzo Perez.

El final del primer tiempo demostraba que River tácticamente había borrado a su rival de la cancha, pero que tenía que continuar con el mismo nivel de intensidad porque Boca iría a buscarlo con amor propio por su condición de local.

El segundo tiempo comenzó como se esperaba, y tuvo en los primeros 10 minutos mucha presión del local a pesar de que sin profundidad ni peligro en el área Millonaria.
El dominio de Boca en esos corto lapso de tiempo era solo territorial, River se mantenía firme en defensa y contención.
Rápidamente Gallardo se dio cuenta de que necesitaba reforzar el medio campo porque Enzo Perez ya estaba físicamente agotado, y mando a la cancha a Zuculini. Este cambio equilibró nuevamente las acciones y River salió rápidamente del agobio.
Nacho Scocco saltó a la cancha en lugar de Pratto, y en la primer pelota que tocó después de un pase filtrado de Juanfer a Borré, este último la bajo dentro del área y Nacho metió un derechazo tan violento como implacable que se metió en el ángulo superior derecho del arco de Rossi.
Era el minuto 23 del ST y ese tremendo golazo desmoralizó a Boca. Fue el golpe de knock out.
Era cuestión de que los minutos pasen y terminar festejando.
Hubo tiempo para una atajada descomunal de Armani en tiempo suplementario, para callar también a la hinchada local que lo había tildado de fracasado en su experiencia en el arco de la selección. Otro hecho tan cómico como inédito.

TODO TERMINÓ EN FESTEJO. LA FIGURA FUE NUEVAMENTE EL EQUIPO que interpreta a la perfección como jugar esta clase de partidos.

Vuelta rápida de página. No hay mucho tiempo de festejo. Se viene Lanús por SAF e Independiente por el partido de vuelta de Cuartos de final de Copa Libertadores, el cual no va a ser un trámite. Va a ser otro gran desafío contra un equipo tan ordenado y trabajado como River.

River volvió a ser River en una nueva edición del Superclásico y brindó un espectáculo digno de ofrecerle al turismo extranjero bajo el lema ¨UN PASEO POR LA RIBERA¨.

RPM






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